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UN BALCÓN A LA CALLE

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UN BALCÓN A LA CALLE

El ámbito de actuación, es la calle De Pallars del municipio de El Masnou. Un suelo público clasificado como sistema de espacios libres. Es decir, un lugar donde las actividades de carácter comunitario, deberían ser absolutamente compatibles con las posibilidades de recreo, ocio y reposo de los ciudadanos.

Algo muy distinto nos encontramos aquí; más bien un trazado de 66m de largo, con menos de 10m de ancho, que además de estar estrangulando, el acceso a las viviendas de los vecinos de la parte inferior de la calle, ni siquiera consigue conectar realmente con sus desembocaduras, debido al pésimo estado de conservación del trazado, a sus constantes desniveles y a su fuerte pendiente transversal.

El proyecto pone el foco en la sección de la calle. Transversalmente, persigue ampliar los límites vecinales de las comunidades de las cotas inferiores; Oxigenar el espacio libre de sus viviendas; Generar un lugar de encuentro vecinal, que permita apropiarse de la calle. Longitudinalmente, explora jerarquizar el previsible tránsito de las cotas superiores. Trazar “un ir y venir” accesible, que a su vez, dialogue con “un estar en” comunidad.

Se consigue construyendo un nuevo balcón a la calle; un corte en el actual terreno de juego, que observa entre paseos, la nueva vida generada en frente de los portales vecinales; un sutil desplazamiento de tierras y renivelación del suelo, que advierte en el descanso, la presencia de un trazado continuo que permite la mudanza.

El hormigón reciclado, el acero y la vegetación preexistente, son los materiales escogidos para construir la nueva sección:

El hormigón, construye el corte. Se ejecuta, principalmente, in situ, con áridos reciclados de la propia obra. Se propone rugoso; desactivado, para el plano horizontal, y fresado, para el vertical. Para reblandecer la dureza urbana. Para naturalizar la acción artificial. Posteriormente, se posan unos elementos prefabricados. Permiten repensar la industria: bloques destinados a grandes contenciones, convertidos en asientos low cost. De nuevo se estandariza el descanso.

El acero, protege el corte. Barras corrugadas oxidadas, honradas sobre una cinta de basalto negro, desaparecen regalimando en la rugosidad del muro. Las mismas barras galvanizadas, evitan al transeúnte, manchar sus manos en un posible apoyo.

La vegetación, repara el corte. Las preexistencias arbóreas conservadas, facilitan acostumbrarse a la nueva temporalidad. Las nuevas presencias vegetales, trepando hacia el balcón, instalando un jardín en la escalera o recolonizando el piso del espacio público, contribuyen a crear una rica polisemia. La que permite pensar, el nuevo balcón, como calle, y la nueva calle, como jardín.