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La actuación se concentra restaurar 8 pisos de 150m2 de un edificio residencial construido en 1872 ubicado en la calle Montcada de Barcelona. Unas plantas vilmente zarandeadas plantean un minucioso trabajo de arqueología, en el que es de interés despojar todos los postizos añadidos para ver qué elementos aún gozan del privilegio de perdurar en el tiempo. Una vez desnudado el espacio, aparecen grandiosos dinteles de piedra ocultos bajo incongruentes revestimientos de fachada; 14 esplendidos mosaicos de Nolla y 27 piezas hidráulicas de gran riqueza cromática sepultados bajo desconsiderados pavimentos; y elocuentes artesonados en los techos avivando la atmósfera de un pasado al parecer magnífico. Justo en este momento, cuando la grandeza del espacio ha sido puesta de nuevo en acción, se decide posar cuidadosamente una suerte de artefactos. En cierto equilibrio, introducen un programa de viviendas acorde a un nuevo instante de tiempo que ciertamente convive con alguno de los fantasmas de su pasado.
Fotografías Adrià Goulà + AGORA
PREEXISTENCIAS
CATAS
RETIRADA DE POSTIZOS
Se extraen algunas moquetas del suelo, se eliminan algunos pavimentos porcelánicos y se arrancan algunos laminados, parquets y tarimas, dejando así a la vista 14 esplendidos mosaicos de Nolla y 27 piezas hidráulicas de gran riqueza cromática que habían sido sepultados bajo desconsiderados pavimentos. En esta misma dirección se retiran algunos paneles de cartón yeso, algunas placas de escayola y algunos machihembrados de los techo consiguiendo con ello que aparezcan elocuentes artesonados y cornisas en los techos que deciden conservarse. El resto de techos formados por cañizo se deciden eliminar dejando visto el soporte: horizontal: vigas de hierro y vueltas de rasilla cerámica. Algunos tabiques existentes son eliminados para conseguir implementar el nuevo programa residencial previsto. Cuando esto ocurre, un perfil en T, sirve para apear la divisoria, dibujando una cornisa que persigue dialogar con las existentes. Las ventanas y puertas son conservadas prácticamente en su totalidad. Cuando esto no es posible, se substituyen total o parcialmente, por nuevas carpinterías de madera de pino que exhiben en el espacio su materialidad. Durante la retirada de postizos se decide sumar a la propuesta algunas presencias que explican la memoria del lugar: es el caso de la habitación azul, de las texturas verdes o de algunas primeras pinturas de fabulosa riqueza cromática que han aparecido decapando algunas paredes. Se procede también a eliminar las viejas instalaciones substituyéndolas por sencillas conducciones nuevas. Las conducciones de electricidad, horizontales, se deciden hacer prácticamente vistas en su totalidad mediante tubos de PVC de color blanco. Las conducciones de agua, también prácticamente en su totalidad, se trazan por el suelo aprovechando, en gran medida, los perímetros de las alfombras formadas por suelos hidráulicos o las viejas trazas de los tabiques eliminados. Sobre estas trazas, se suman unas piezas hidráulicas monocromáticas que han sido recuperadas del derribo de otras obras cercanas a través de una empresa local. Con los suelos, techos, paredes puestas de nuevo en acción, se finaliza la intervención posando cuidadosamente una suerte de artefactos. Para las cocinas se escoge el mármol del país para la encimera, la baldosa esmaltada de 15×15 para la campana y la madera para los armarios estableciendo conexiones con el singular pasado de estas estancias. En los baños se da continuidad a esta voluntad: mármol para el lavabo, baldosa esmaltada para las paredes y madera tricapa de abeto para los armarios.
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